Los mercedarios
Para 1670 llegan los Mercedarios (Los mercedarios se comprometen con un cuarto voto, añadido a los tradicionales de pobreza, obediencia y castidad de las demás órdenes, a liberar a otros más débiles en la fe, aunque su vida peligre por ello) y fundan su monasterio y templo La Merced, siendo Teocaltiche el primer pueblo de la región con esta congregación.
Esta orden estuvo al servicio del pueblo hasta 1810 cuando desaparece (Entre 1776 y mediados del s. XIX se producen las últimas redenciones de cautivos,11 por lo que desde ese momento se hace necesario redefinir las funciones de la Orden ), por lo que el templo y el monasterio pasaron a manos del clero.
Alba y Mazuca
Don José María Alba falleció en 1805 y deja en su testamento gran parte de sus bienes para que sean usados en pro de la enseñanza y para ayuda de la humanidad doliente. También Don Manuel de la Mazuca que muere en 1833 deja gran parte de sus bienes para ser usados con los mismos fines.
Para administras los bienes donados por Don José María Alba y Don Manuel de la Mazuca se formó una asociación llamada “Alba y Mazuca”, que viendo la necesidad de tener un hospital en Teocaltiche le pidió al clero que cediera el antiguo monasterio de los Mercedarios para ser usado con ese fin, y fue así que cuando Don Diego Aranda y Carpinteiro Obispo de Guadalajara cede el edificio en 1847 que empieza a funcionar el hospital.
Todo lo que dejaron estas dos personas, en dinero y lo que se recaudaba de la renta de los ranchos y locales se usaba para financiar el funcionamiento del hospital, por lo tanto no se le cobraba nada a la gente.
Las madres del hospital
En 1916 llegan al hospital las llamadas “Madres del hospital”. Las Hermanas Mínimas de María Inmaculada llegaron para apoyar a la población pues en esos días hubo una epidemia y permanecieron atendiendo el hospital hasta 1978.
Hoy en día La capilla sigue fungiendo como iglesia y el monasterio solo se utiliza como comedor comunitario.
Opinión
Es triste ver como un edificio que sirvió durante siglos a la población hoy esté a punto de caer, es triste que muchos de los terrenos y locales que dejaron los benefactores hoy estén secuestrados y es tiste que el INAH no tenga recursos para rescatarlo.