Friedrich Nietzsche criticó tanto a Kant como a Hegel, pero también se vio influenciado por sus ideas.
En el caso de Kant, Nietzsche se centró en su crítica de la metafísica tradicional y en la idea kantiana del «sujeto trascendental». Nietzsche rechazó la idea de que hay una realidad objetiva que existe independientemente de la percepción humana y que el conocimiento humano está limitado por las categorías del entendimiento humano. En cambio, Nietzsche defendió la idea de que el conocimiento humano es una construcción social e histórica, y que la verdad es una perspectiva que depende de la interpretación humana.
En cuanto a Hegel, Nietzsche se opuso a su idea de que la historia es un proceso dialéctico que conduce al progreso humano. Nietzsche argumentó que esta idea es una ilusión que oculta la naturaleza caótica y sin sentido de la vida, y que la verdadera fuente de la vida es la voluntad de poder, que se manifiesta en la lucha constante de las fuerzas vitales.
Sin embargo, Nietzsche también se vio influido por Hegel en su idea de que la historia es un proceso en constante cambio y que el conocimiento humano está en constante evolución. Nietzsche adoptó una postura crítica con respecto a la idea hegeliana del «espíritu del tiempo» y defendió la idea de que los valores y las creencias humanas cambian constantemente y deben ser reinterpretados continuamente a lo largo de la historia.
Martin Heidegger, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, también fue crítico tanto de Kant como de Hegel, aunque su crítica se centró en aspectos diferentes a los que abordó Nietzsche.
Con respecto a Kant, Heidegger criticó su teoría de la razón como una visión estrecha de la filosofía que descuidaba la cuestión del ser. Heidegger argumentó que la filosofía debe ir más allá del mero análisis de la estructura lógica del pensamiento y abordar la cuestión fundamental de qué significa existir y ser en el mundo.
En cuanto a Hegel, Heidegger criticó su concepción de la historia como un proceso dialéctico que conduce a la libertad y la reconciliación. Heidegger argumentó que esta visión teleológica de la historia ignoraba el hecho de que la historia es un proceso abierto y contingente, en el que el futuro es incierto y la libertad no está garantizada. En su lugar, Heidegger propuso una comprensión más radical de la historicidad como una cuestión ontológica que implica la pregunta por el ser.
;Mientras que Nietzsche enfatizó la perspectiva crítica y subjetiva en la interpretación de la realidad, Heidegger se centró en la comprensión ontológica del ser y la historia, y argumentó que la filosofía debe ir más allá de la mera crítica y análisis lógico para abordar la cuestión fundamental del significado de la existencia.
Arthur Schopenhauer, uno de los predecesores filosóficos más importantes de Nietzsche, también tuvo sus propias críticas a las ideas de Kant y Hegel.
Con respecto a Kant, Schopenhauer criticó su énfasis en el papel del sujeto trascendental y su teoría de los juicios sintéticos a priori. Schopenhauer argumentó que la verdadera realidad se encuentra en el mundo material y que el conocimiento humano es limitado por la percepción sensorial. También propuso una crítica de la moral kantiana, argumentando que su énfasis en el deber y la ley moral era un impedimento para la verdadera felicidad y la realización humana.
En cuanto a Hegel, Schopenhauer rechazó su sistema filosófico en su totalidad, argumentando que su visión de la realidad como un proceso dialéctico era una ilusión que ocultaba la naturaleza caótica y sin sentido de la vida. Schopenhauer defendió una visión pesimista de la existencia, en la que el sufrimiento y la insatisfacción son inevitables y la única forma de alcanzar la felicidad es a través del autoconocimiento y la renuncia a los deseos materiales.
Schopenhauer enfatizó la importancia de la percepción sensorial y la realidad material en la comprensión del mundo, y rechazó la visión optimista y teleológica de la historia de Hegel en favor de una perspectiva pesimista y centrada en la renuncia.
Schopenhauer sostiene que la naturaleza humana no es ni buena ni mala en sí misma, sino que está dominada por la voluntad, que es una fuerza ciega y egoísta que impulsa a los seres humanos a buscar la satisfacción de sus deseos.
Según Schopenhauer, la voluntad es la esencia de la vida y es responsable de todos los fenómenos de la naturaleza, incluyendo la vida humana. La voluntad se manifiesta en los deseos, impulsos y necesidades de los seres humanos, y es responsable de la insatisfacción y el sufrimiento que experimentan.
Sin embargo, Schopenhauer también reconoce la existencia de un principio moral en la naturaleza humana, que él llama la compasión. La compasión, para Schopenhauer, es la capacidad de sentir empatía y simpatía por el sufrimiento de los demás, y es la base de la moralidad y la ética.
Nietzsche tuvo una relación ambivalente con la filosofía de Schopenhauer. Por un lado, Nietzsche fue profundamente influenciado por la obra de Schopenhauer en su juventud y reconoció su importancia en la historia de la filosofía. Por otro lado, Nietzsche también fue crítico de algunos aspectos de la filosofía de Schopenhauer y finalmente se alejó de su influencia.
En sus primeros escritos, Nietzsche adoptó gran parte de la filosofía de Schopenhauer, especialmente su crítica de la cultura y la moralidad modernas, y su énfasis en la voluntad y el pesimismo. Sin embargo, a medida que Nietzsche desarrolló su propia filosofía, comenzó a distanciarse de la perspectiva pesimista y centrada en la renuncia de Schopenhauer.
En su obra «Así habló Zaratustra», Nietzsche criticó la filosofía de Schopenhauer por su énfasis en la negación y la renuncia, y en su lugar propuso una visión de la vida basada en la afirmación y la voluntad de poder. También criticó la idea de Schopenhauer de que la compasión es la base de la moralidad, argumentando que esto refleja una visión de la moralidad como una forma de auto-negación.