Si no crees que esto sea un problema te pongo un ejemplo: hay miles de personas que creen que la tierra es plana simplemente porque un imbécil lo dijo en internet. ¿Quieres más ejemplos?
Ya lo decía Umberto Eco: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban únicamente en el bar después de un vaso de vino sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas»
En tiempos de lo políticamente correcto suena incorrecto hacer ese tipo de aseveraciones, pero vamos tomándolo con calma. Umberto Eco no fue cualquier personaje, era una verdadera autoridad y sabía de lo que hablaba, fue escritor, filósofo y profesor de universidad. Fue autor de numerosos ensayos sobre semiótica, estética, lingüística y filosofía, así como de varias novelas como “El Nombre de la Rosa”.
Que los imbéciles tengan la posibilidad de opinar no es un chiste, en realidad es peligroso y preocupante, pues la propagación de chismes, noticias falsas, alarmas infundadas y rumores ahora se hace a la velocidad de las redes sociales y además muchas personas asumen todo lo anterior como información real sin la menor resistencia.
En internet se mueven alertas de bombas en centros comerciales y predicciones de terremotos, y la gente crédula termina haciendo locuras. La credulidad de la gente de lo que se dice en internet y la velocidad con la que se mueven los mensajes en ella hace que sea más fácil para los delincuentes y tramposos engañar.
De nuevo Umberto Eco nos explica: “Internet puede haber tomado el puesto del periodismo malo… Si sabes que estás leyendo un periódico como EL PAÍS, La Repubblica, Il Corriere della Sera…, puedes pensar que existe un cierto control de la noticia y te fías. En cambio, si lees un periódico como aquellos ingleses de la tarde, sensacionalistas, no te fías. Con Internet ocurre al contrario: te fías de todo porque no sabes diferenciar la fuente acreditada de la disparatada. Piense tan solo en el éxito que tiene en Internet cualquier página web que hable de complots o que se inventen historias absurdas: tienen un increíble seguimiento, de navegadores y de personas importantes que se las toman en serio». EL PAÍS
Hay dos tipos de imbéciles de la información: el mal intencionado que todo lo que difunde lo hace sabiendo exactamente lo que hace, con el fin de perjudicar, de divertirse, o de obtener algún beneficio. El segundo tipo de imbécil de la información es el más peligroso, el imbécil de marea, este tipo de imbécil simplemente comparte porque le pareció bonito, interesante, coherente o lo que sea que siente, como no tiene ni la capacidad ni la información para discernir toma como verdadero lo que sea, aunque sea falso, inexacto, incoherente, etc. Una vez que procesó la información y la asume como verdadera toma una posición defensiva con apariencia de informada sobre ella y la esparce como gripa.
Opiniones como por ejemplo: La tierra es plana, se va a acabar el mundo en (tal fecha), los humanos y los dinosaurios habitaron al mismo tiempo el planeta. Estos ejemplos son muy generales, la cosa se complica aún más cuando vemos a cualquier imbécil hablando y recetando el lugar del médico, ya hay un caso de una bebé que murió porque sus padres pensaban que las vacunas eran las verdaderas causantes de las enfermedades, o cuando vemos a cualquiera opinando como si fueran expertos en algunos temas, si los expertos se equivocan imagínense cualquier imbécil.
La verdad y en serio, ya porque cualquier imbécil diga algo no significa que sea verdad, o importante o prudente o interesante ni nada, aquí les dejo algunos consejos para evitar caer en las redes de los imbéciles de la información.
La primera y más importante regla es no creer en todo lo que se lee en las redes sociales o los sistemas de mensajería instantánea. Parece muy obvio, pero aún hay gente que cree que va a volverse millonaria gracias a las pirámides de la abundancia. Hay que desconfiar de todo y más, si lo va a compartir. Creer es una cosa personal, pero cuando usted comparte, tiene que asumir la responsabilidad de que usted tiene una credibilidad y que muchas personas le van a creer.
Hay que diferenciar las redes sociales y los sitios web de los organismos de socorro y de gobierno, para ver si han emitido algún tipo de alerta, de lo contrario, compartir alertas de sitios que no sean estos puede contribuir a expandir falsas alarmas. Cuando se recibe un mensaje alarmista hay que indagar con la persona que lo envió si puede corroborarlo o fue “testigo” de lo que se dice ahí, o al contrario, solo lo reenvió y desconoce su origen, por favor hay que corroborar antes de ayudar a difundir un chisme.
Los “hatters” o “trolls” son otro tipo de imbéciles que abundan en la vida real y sobre todo son notorios en las redes sociales, pues la distancia o el anonimato les da fuerza y valor. Se dedican a molestar, a engañar, muestran enojo, critican todo, y son muy notorios. Pueden tomar una sola persona de víctima o a varias personas o incluso instituciones. Tenemos que ubicar a estar personas y no creerles.
La Triada Oscura de la Personalidad de los “trolls”.
Según un estudio canadiense de las Universidades de Manitoba, Winnipeg y British Columbia este tipo personas cumplen lo que en psicología se llama Triada Oscura de la Personalidad, caracterizada por el narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo.
Narcisismo: tendencias a la grandiosidad, exhibicionismo, no aceptan críticas, falta de empatía y búsqueda de admiración.
Maquiavelismo: tendencia a la manipulación en contextos sociales utilizando cualquier tipo de herramienta o persuasión para conseguir una finalidad o interés propio.
Psicopatía: Básicamente, son personas con conductas socialmente desviadas, generalmente superficiales, faltos de empatía y de sentimientos de culpa o remordimiento. Personas egocéntricas, manipuladoras e impulsivas que llegan a transgredir las normas en busca de sensaciones.
Los “hatters” mienten.
Psicólogos muestran que el objeto contra el que se desquitan estas personas no tiene importancia, los “hatters” suelen tener opiniones agresivas sin importar la temática de la que se habla.
En un estudio, se reclutaron a dos perfiles de personas a partir de los comentarios que hacían en Internet. El primero consistía en integrantes con opiniones razonables, y el segundo, de aparentes odiadores. A ambos grupos se les preguntó su opinión en relación a un nuevo modelo de microondas, al responder, los “hatters” fueron mucho más propensos a dar valoraciones negativas que los usuarios razonables. Lo que demostró que el odio está en aquellos que detestan todo, sin importar el sujeto u objeto del que se estén expresando.
Recomendación: no hay que validar nunca a un “troll”, hay que ignorarlo, pues basta un comentario o una reacción para que se sienta triunfador en su empresa, además que al comentarle o darle una reacción, otras personas que simpatizan con usted creerán que es verdadero lo que el “troll” dice. Además, si a al “troll” lo apodan “Niño droga”, no le pueden creer nada.
Conclusión: no propongo que los imbéciles no opinen, pues la libertad de expresión es sagrada, propongo que antes de creernos de cualquier imbécil pensemos y verifiquemos.